Hoy os vuelvo a traer una receta de lo más sencilla. Los que me con frecuencia me visitáis os daréis cuanta que mi cocina es muy básica, recetas tradicionales, con ingredientes que hay en todas las neveras y despensas, sin complicaciones y válidas para todos los días, exceptuando las de repostería que por lo menos a mí revisten más dificultad. Esta es la forma de cocinar y de comer que siempre vi en casa, sin condimentos, ni especias, no por ello descarto probar nuevos sabores pero siempre desde la tradición. Y como muchas recetas son heredadas pues con ellas heredé la misma forma de cocinarlas, como la que hoy traigo. Los chichos son unas fabas roxas, redondas y con un color muy particular, saben especialmente ricas sin que necesiten mucho para conseguir un plato delicioso.
Os dejo la receta.
INGREDIENTES:
1/2 kg de chichos
4 dientes de ajo
1/4 cebolla
1/2 cucharadita de pimentón dulce
1 chorro de aceite de oliva
1 chorro de vino blanco
Sal
Sal
Dos patatas pequeñas (opcional)
PREPARACIÓN:
La noche anterior ponemos las fabas a remojo en agua fría.
Al día siguiente las echamos en la pota y las cubrimos con agua fría (el agua tiene que quedar más o menos un dedo por encima de los chichos), picamos el ajo y la cebolla muy menudos y lo añadimos a las fabas Añadimos también el pimentón, la sal, el vino blanco y por último el aceite. Yo siempre echo el aceite al final, así al quedar encima hace una especie de película y conserva mejor los olores y los sabores.
Las ponemos a fuego lento, tienen que cocerse muy despacio. De vez en cuando le damos un suave meneo a la pota y si es necesario añadirle más agua la echamos caliente, poco a poco para que no dejen de hervir, más o menos unas dos horas, depende mucho de la calidad de la faba.
Cuando veamos que están casi hechas añadimos las patatas troceadas y seguimos cociéndolos.
Si es posible dejarlas reposar unas horas.
Se sirven muy calientes.