Esta receta me trae muy buenos recuerdos de cuando iba con frecuencia a cenar a un italiano y las pedíamos siempre. No tiene ninguna complicación, eso sí es supercalórica y solo recomendable para hacer de vez en cuando. Un consejo: se come una buena ración al mediodía y a la cena un puré depurativo, entre tanto un paseo de dos horas y listo, a mí por lo menos me compensa.
INGREDIENTES:
(como siempre dependerá de los comensales).
3-4 setas grandes por persona
200 ml. de nata líquida ligera (15% materia grasa)
170 gr. de queso gorgonzola (valdría cualquier queso azul, pero a mí éste me gusta mucho)
2 cucharaditas de mantequilla
40-50 ml. de leche (yo semi)
Huevos y pan rallado para rebozar
Aceite para freír
PREPARACIÓN:
Lo primero será limpiar las setas. Cortamos la parte gorda del tallo y los bordes. Con un paño húmedo las limpiamos por las dos caras. Las salamos un poco.
Las rebozamos con pan rallado (ligeramente, intentando quitar lo sobrante), en huevo batido y de nuevo en pan rallado, vamos como unos filetes empanados.
Encendemos el horno a 180º en posición arriba y abajo.
Ponemos en una sartén aceite y vamos friendo las setas, a fuego medio, se tienen que hacer por dentro, las sacamos y las colocamos en un plato sobre el que habremos colocado papel absorbente (Consejo: una vez que haya soltado el aceite lo cambiamos a una fuente, si las tenemos mucho tiempo sobre el papel se produce el efecto contrario, es decir, las setas absorben de nuevo parte de ese aceite).
Las vamos colocando sobre una fuente apta para el horno.
Para la salsa metemos todos los ingredientes en un recipiente alto (nata, queso, mantequilla y la leche). Lo batimos con la batidora todo hasta conseguir una crema uniforme y ligera.
Las metemos en el horno y dejamos que se hagan unos 8-10 minutos (los contaremos a partir de que las veamos hervir), no más, si no se nos secarán. Así quedan una vez horneadas.
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