Siempre os he comentado que la mayoría de las recetas que tengo en el blog son heredadas, básicamente de mi madre, y suelo hacerlas tal cual las prepara, sin cambiar nada. Además en este caso no soy yo la cocinera, sino ella, así que os puedo asegurar que estaba buenísimo, tiene ese sabor a comida casera, hecha a fuego muy lento y con mucha paciencia, en su punto de cocción, con una salsa suave que respeta el sabor del pescado.
En este caso el bacalao es desalado congelado, aunque se puede hacer igual con el bacalao salado desalado incluso el bacalao fresco.
Espero que os guste.
INGREDIENTES:
8 trozos de bacalao
½ cebolla
5-6 cucharadas de salsa de tomate casera (o tomate)
Pimientos asados (se pueden utilizar en conserva)
Vino blanco
Agua o caldo de pescado
Aceite
Harina
PREPARACIÓN:
Lo primero que hacemos es la salsa.
En una pota echamos el aceite, cuando esté caliente añadimos la cebolla troceada, dejamos que se haga bien y coja color. Después añadimos el vino blanco, esperamos a que se evapore un poco el alcohol y añadimos el caldo o el agua. Y por último echamos la salsa de tomate; salamos y lo dejamos cocer todo bien despacito. Lo pasamos por el pasapuré y reservamos. (Si utilizamos tomate natural, lo incorporamos después de tener la cebolla pasada y dejamos que se haga bien antes de añadir el vino blanco).
Con papel de cocina secamos los trozos de bacalao para quitarles el agua que puedan tener, los rebozamos con harina y los freímos. Los ponemos sobre un plato cubierto con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite. Cuando tengamos todos los trozos fritos los añadimos a la salsa junto con los pimientos. Lo dejamos cocer unos 10 minutos más, siempre a fuego muy suave.
