22 marzo, 2015

PATATAS CON COSTILLAS

Vamos a aprovechar que todavía el tiempo está fresco para seguir disfrutando de platos calientes. Este es uno de esos guisos sencillos, sin complicaciones y que nos soluciona un plato sin mucha dificultad. 

Personalmente me gustan con el caldo justo, lo necesario para hacer una salsa rica, espesa y con todo el sabor de la carne, pero si os gusta más caldoso solo hay que añadir un poco más y queda igualmente rico.

Como siempre, lo fundamental en estos platos es hacerlas a fuego suave, sin prisas, mimándolo para que el resultado sea un guiso con todo el sabor.


INGREDIENTES:

700 gr. de costillas de cerdo
4 patatas medianas
12 tomates secos
Una cebolla pequeña o 3/4 de una grande
3 dientes de ajo
Un chorro de vino blanco
1/2 cucharadita de pimentón dulce
3-4 cucharadas de salsa de tomate
Aceite de oliva
Caldo o agua.

PREPARACIÓN:

El día anterior limpiamos de grasa las costillas y las adobamos con sal y ajo, las dejamos en adobo toda la noche.

En una pota echamos un buen chorro de aceite de oliva que cubra todo el fondo. Cuando esté caliente echamos las costillas y las doramos bien. Una vez doradas añadimos los ajos y la cebolla picados bien menuditos y dejamos que se haga aproximadamente 20 minutos. Cuando la cebolla esté casi pochada añadimos las tres cucharadas de tomate frito dejamos hacer unos 3-4 minutos más.

Mientras tanto, pelamos las patatas, las lavamos y las troceamos, cascándolas, es decir, las rompemos con el cuchillo al trocearlas, sin llegar a cortarla por entero, lo que no cortamos hacemos palanca con el cuchillo para rasgarla en vez de cortarla, esto hará que nos espese el caldo.

Después añadimos la pizca de pimentón dulce y vertemos un chorro de vino blanco, dejamos que se evapore e incorporamos las patatas. Las rehogamos a fuego suave unos 10 minutos para que cojan todo el sabor de las costillas Por último vertemos el caldo (lo justo para que nos cubran las patatas), los tomates secos y el azafrán y tapamos la pota. Solo nos queda que las patatas se hagan, moviendo la pota de vez en cuando. Una vez hechas las dejamos reposar al menos 1 hora para que coja aún  más sabor. Se sirven bien calientes.