Hoy os traigo un aperitivo infalible, una croquetas de bacalao, aunque sea de lo que sean las croquetas siempre gustan a todos. Ya pueden ser de jamón, de queso, de gambas, de setas.., son un bocado que triunfa siempre.
INGREDIENTES:
2 cucharadas grandes de
mantequilla (aunque yo en este caso utilicé manteca)
1 cucharada de aceite
de oliva
4-5 cucharadas colmadas
de harina
500-600 ml de leche
aproximadamente
400 gr. de migas de
bacalao
Un diente de ajo
Sal
Para rebozar:
Huevos
Pan rallado
PREPARACIÓN:
El día anterior
ponemos las migas de bacalao a desalar y le cambiamos el agua varias
veces. Al día siguiente lo volvemos a aclarar bien y secamos con un
paño de cocina. Troceamos y reservamos.
En una sartén echamos
un poquito de aceite de oliva. Cuando esté caliente añadimos el ajo
picado muy menudo. Cuando empiece a coger color añadimos el bacalao
troceado y lo dejamos hacer unos 2 minutos, no más. Reservamos.
En un cazo amplio
echamos el aceite y la mantequilla, dejamos que la mantequilla se
vaya fundiendo. Cuando empiece a hervir echamos la harina, y la
rehogamos bien durante unos minutos. Si vemos que necesitamos más
harina añadimos un poco más hasta conseguir un resultado de migas. Ahora
empezamos a incorporar la leche poco a poco, echamos un chorro,
revolvemos bien y no añadimos más leche hasta que se haya
absorbido, y así hasta conseguir la textura que nos guste y siempre
sin dejar de revolver para que no se nos haga grumos. Añadimos
el bacalao y todo el jugo que ha soltado al sofreír. Revolvemos
bien y dejamos cocer unos 8-10 minutos más, a fuego suave y siempre
sin dejar de revolver. Si es necesario rectificamos de sal.
Volcamos toda la masa
sobre una fuente o plato y dejamos enfriar (si es posible de un día
para otro)
Con la ayuda de una
cucharilla cogemos porciones y vamos dando la forma de bola o bien rectangular, como os guste. Rebozamos con pan rallado,
huevo y pan rallado. Una vez preparadas ponemos una
sartén con abundante aceite de oliva al fuego, cuando haya cogido temperatura
freímos las croquetas en varias tandas. El fuego debe estar más
bien fuerte así se dorarán bien por fuera y por dentro nos quedarán
suavecitas. Las vamos colocando en un plato cubierto con papel absorbente para que suelten el aceite y ya podemos servirlas.