Son unos bizcochos suaves, muy ligeros y con el toque crujiente que le da el azúcar los hace absolutamente deliciosos. Perfectos para acompañar un café o para utilizarlos en un montón de postres, con natillas, en pudin, en tarta...,con lo que se os ocurra, van bien con todo.
INGREDIENTES: (para
unos 24 bizcochos)
3 huevos
90 gr. de azúcar
75 gr. de harina todo
uso
Azúcar glass para
espolvorear
PREPARACIÓN:
Encendemos el horno a
180º en posición arriba y abajo.
Separamos las claras de
las yemas. En un bol amplio batimos las claras con las varillas eléctricas a punto de
nieve firme. En otro bol batimos las yemas con el azúcar hasta que
blanquee y quede espumoso.
Ahora mezclamos las
claras con las yemas con movimientos envolventes. Una vez mezcladas
añadimos la harina tamizada, lo haremos en varias tandas para que la masa no
baje, también con las varillas manuales y siempre de abajo hacia
arriba.
Ponemos la masa en una
manga pastelera con boquilla lisa y vamos haciendo la forma de los
bizcochos sobre la bandeja del horno (que habremos cubierto con papel
vegetal). No los haremos excesivamente grandes porque se expanden bastante, así que de unos 7 cm. estarían bien. Los espolvoreamos con un poco de azúcar glass y los
metemos al horno.
Los cocemos unos 10-12
minutos, cuando empiecen a dorarse por abajo y por los bordes ya están
listos, así nos quedaran suaves, si los cocemos demasiado resultarán
muy secos.
Con la ayuda de una
espátula los sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.