29 mayo, 2016

MERMELADA DE KIWI Y MANZANA

Mi desayuno preferido es un buen café, un zumo de naranja, un pan casero y una mermelada también preparada en casa, nada más. Así que en mi despensa nunca falta una mermelada y en este caso de kiwi y manzana. 

Suelo ajustar mucho el azúcar para no excederme, así que si os gusta más dulce solo tenéis que añadir un poco más. Cuanto más azúcar utilicemos más espesa queda, así que si restáis azúcar hay que cocerla durante más tiempo para que espese. 

Espero que os guste. 


INGREDIENTES:


Un kilo y medio de kiwi
Medio kilo de manzanas golden
1 taza de azúcar

PREPARACIÓN:

Empezaremos lavando bien las manzanas (yo suelo hacerlo con un estropajo ya gastado que tengo en la cocina para lavar fruta y verduras), las partimos en cuartos, quitamos pepitas y rabo. Las ponemos a cocer en una olla a fuego suave y vamos removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera.

Mientras tanto pelamos y picamos los kiwis. Cuando la manzana haya cocido una media hora añadimos los kiwis y dejamos que se vayan haciendo todo junto aproximadamente una hora, y como antes removemos con la cuchara de madera.

Transcurrido el tiempo de cocción pasamos la fruta por el pasapuré y ponemos de nuevo a cocer la mermelada, añadimos el azúcar y dejamos que se haga una hora y media aproximadamente. Como ya tiene azúcar hay que vigilar la cocción, porque tiende a pegarse, así que estaremos muy pendiente revolviendo con bastante frecuencia con la cuchara.

Cuando falte una media hora más o menos para tener la mermelada lista empezamos a preparar los botes. Los lavamos y aclaramos bien y los ponemos en una olla amplia con agua fría. Cuando empiecen a hervir los cocemos unos 20 minutos.

Mientras cuecen los tarros, comprobamos si la mermelada está cocida y espesa, para ello sacamos un poco, la dejamos enfriar en un plato y probamos para ver si está bien de dulce y espesa, si no añadimos un poco más de azúcar y dejamos cocer otros 15 minutos más o menos.

Ya solo nos queda rellenar los tarros; los sacamos del agua con mucho cuidado, los ponemos a escurrir boca abajo sobre un paño limpio y los secamos. Los llenamos de mermelada hasta arriba, bien llenos. Los cerramos y los ponemos boca abajo durante 24 horas. Pasado este tiempo, les damos la vuelta y guardamos en la despensa o en la nevera.