Esta es una de esas recetas que
me encanta cocinar y con este verano otoñal que tenemos podemos seguir disfrutando de platos de cuchara tan sanos y nutritivos como éste. Yo
suelo utilizar muchas veces jamón fresco en lugar de ternera, me resulta más
sabroso, pero eso ya va en gustos.
Cuando guiso carne hago cantidad suficiente para que sobre, la congelo en tuper pequeños y me resulta muy
socorrido para recetas posteriores (empanada, patatas con carne, arroz,
menestra... o incluso con puré de patatas o patatas fritas, va con todo).
Espero que os guste.
INGREDIENTES:
Carne guisada (podéis ver aquí la
receta)
Un kilo aproximadamente de
guisantes frecos (pesados con la vaina)
2 patatas medianas
Caldo casero o agua
Sal
Azafrán
PREPARACIÓN:
Quitamos la vaina a los guisantes
y reservamos (esto también se puede hacer con antelación o bien una vez
quitadas las vainas podemos congelar para tener siempre a mano guisantes de
calidad).
Como ya tenemos el jamón guisado
se nos simplifica muchísimo la receta. Retiramos la carne y ponemos a calentar
la salsa.
Pelamos las patatas, las lavamos y picamos (las cascamos, es decir no llegamos a cortar del todo la patata, si no que le hacemos un corte y después rompemos la patata, esto hará que nos engorde un poco el caldo).
Mientras tanto escaldamos los guisantes en agua hirviendo
unos 2 minutos (ponemos una pota amplia con agua y sal, cuando esté hirviendo
añadimos los guisantes y cocemos 2 minutos). Escurrimos y volcamos sobre la
salsa caliente, bajamos el fuego y rehogamos con suavidad. Añadimos las patatas troceadas y seguimos rehogando unos
5 minutos más o menos. Pasado este tiempo vertemos el caldo o agua caliente
hasta cubrir los guisantes (solo cubrir). Añadimos el azafrán (previamente
tostado), un poco de sal, tapamos y dejamos hacer a fuego muy, muy suave.
A media cocción añadimos la carne
guisada, seguimos cociendo hasta que los guisantes estén tiernos.